Viajar de Sayulita a Anclote en Punta de Mita, es una gran manera de pasar el día lejos del pueblo. Es una playa, pero es diferente. Las olas son diferentes, los botes son diferentes, el pueblo tras la playa es diferente y el escenario es marcadamente diferente, ya que se ve la Bahía de Banderas transversalmente, en lugar de ver directamente hacia el mar como aquí en Sayulita. Al otro lado de la bahía, se elevan en la distancia las montañas de la Sierra Cuale y Cabo Corrientes, atrás de Puerto Vallarta y las payas del sur. Las Islas Marietas yacen a solo unas millas náuticas fuera de la costa de El Anclote, accesibles en bote a solo 15 minutos. En invierno, las ballenas descansan en la bahía, algunas veces visibles desde la playa.
Nos gustaría ir a El Anclote una vez a la semana o algo así, para cambiar de escenario, y también para montar las gentiles y pequeñas olas con nuestros hijos. No hay mejores olas para aprender a surfear a la redonda -y no solo surfear, también la tabla con remo. Las multitudes son pequeñas, las olas son suaves y fáciles, el viento casi siempre sopla fuera de la costa, y podemos montar olas con nuestros hijos. Una foto me muestra a mí y a mi hija Jade en una ola de Anclote. Ella está sobre su tabla de surf, yo en mi tabla con remo, y soy un papá feliz, compartiendo una ola con mi hija.
Como es usual, seguimos la sesión de surf con una comida abundante -un gran pescado sarandeado, o filetes cocinados al mojo de ajo, o camarones a la parrilla o en coctel -puede ordenar una hamburguesa con queso y papas fritas si a su peque no le gusta la comida con aletas- en El Coral, uno de los muchos y buenos restaurantes en la playa de El Anclote. Con amigos nos quedamos allí por horas, en las mesas bajo las palapas, en las mesas de picnic sobre la arena, en los camastros de la playa. Botes vienen y van, llevando surfos de Bahía o La Lancha, o personas que quieren ver ballenas y/o snorkelear en las Marietas. Surfos, remeros, nadadores, se divierten en las gentiles aguas entre los embarcaderos. Es un lugar hermoso y tranquilo, un lugar que vale la pena visitar aunque sea una sola vez durante su estancia en Sayulita.