Para un pueblo pequeño, Sayulita tiene una variedad sorprendente de tiendas: ropas, joyas, muebles, tapetes, luces, artesanías, y, por supuesto, tablas de surf, tablas de remo y boogies. Camine las calles y si quiere gastar algo de dinero, encontrará algo bueno para comprar.
Encuadrado en unas cuantas cuadras coloridas, circundando la recientemente ataviada Plaza de Sayulita, el centro de Sayulita es un vivaz mercado de interacción humana, social y comercial. Encontrará restaurantes que ofrecen tacos por doce pesos o bistec de borgoña por doscientos cincuenta, artesanías desde lo más crudamente hip, hasta lo más frescamente chic, y todo en el medio. Joyas, ropas, bailarines, skatos, niños con sus mamás y chicos con sus chicas.